George Santayana und die Frage nach dem Wert religiöser Wahrheiten

  Tendencias 21
La religión como visión poética del universo
Die Religion als poetische Vision des Universums



Cien años de “Pequeños ensayos sobre religión”, de George Santayana
100 Jahre „Kleine  Essays über die Religion“ von
George Santayana (1863-1952)

Autor: Leandro Sequeiros

Zitiert aus: Tendencias de las Religiones vom 19.07.2016

La pregunta sobre el sentido y la tendencia de las religiones en un
mundo científico-técnico está presente hace un siglo en la reflexión
filosófica de George Santayana, un filósofo español que fue profesor en
Harvard. La reciente publicación de ‘Pequeños ensayos sobre religión’
(Trotta, 2015) de Santayana recupera el interés por las tendencias de
las religiones en el siglo XXI: ¿qué valor tienen las verdades
religiosas? ¿No es la religión un intento poético de explicar un mundo
misterioso, un universo enigmático? ¿Cuál es la frontera entre la
superstición, el fanatismo y la religión? Por Leandro Sequeiros.
George Santayana en 1936. Imagen: Samuel Johnson Woolf (1880-1948). Fuente: Wikimedia Commons.
George Santayana en 1936.
Imagen: Samuel Johnson Woolf (1880-1948).
Fuente: Wikimedia Commons.





En Tendencias21 de las Religiones hemos incidido
reiteradamente en presentar a los lectores diversas perspectivas
filosóficas sobre el valor de la religión en una sociedad secularizada y
científico-técnica.

Especial atención han tenido las ideas de George Santayana
(Madrid, 1863 – Roma, 1952) uno de los pensadores actuales que han
intuido nuevas formas de futuro. Se ha hecho referencia a Santayana al
hablar filósofos contemporáneos, en un trabajo sobre Whitehead y la filosofía del proceso, y más recientemente en un artículo de Andrés Ortiz Osés sobre la verdad y la mentira como formas de existencia.
 
Presentamos aquí un extenso comentario a un estudio recientemente
publicado sobre la religión vista por Santayana hace cien años, y que ha
marcado una tendencia sobre el futuro de la religión en la sociedad
científico-técnica. Este es el estudio al que nos referimos: George Santayana. Pequeños ensayos sobre religión. Madrid. Editorial Trotta, 2015; colección Estructuras y Procesos.

Los editores de este volumen (José Beltrán y Daniel Moreno) remiten a
la experiencia de infancia de Santayana para explicar cómo se gestan en
él las ideas sobre la religión. Su educación religiosa fue, sin duda,
determinante. Sus padres no eran creyentes, sino deístas de tradición
ilustrada. La juventud de su madre, Josefina Borrás, estuvo íntimamente
ligada a los avatares del liberalismo español. Por esto, George
Santayana asoció desde temprana edad ciertos aspectos de la religión con
la superstición y con intereses demasiado mundanos. 

 
Mística y magia de la religión
Tal como se desprende de la lectura de los 21 pequeños ensayos de este
volumen, para Santayana “la función de la religión es ayudar al animal
humano, que vive en medio de fuerzas y eventos que escapan a su control e
ignoran sus intereses, proporcionándole una sabiduría de la renuncia y
una perseverancia en el pensamiento y en la acción” (pág. 12). Para
Santayana, por tanto, la religión puede tener un sentido ético y poético
en la sociedad.
          
Tal como la observa desde su
atalaya filosófica, “la religión se despliega en dos dimensiones, en dos
perspectivas: una se dirige hacia el conocimiento, otra hacia el
control. Una es mítica, la otra es mágica. El mito posee un valor
positivo, mientras que la magia queda relegada en Santayana como una
práctica irracional y supersticiosa” (pág 12-13). El mito construye
sentido en el ser humano y lo lanza a la construcción de la historia.
           
Urde así Santayana en sus escritos, según los editores, “un brillante
ejercicio de ironía y de lucidez extrema, mostrando el papel que un
discurso apasionadamente racional puede jugar en la relación entre
filosofía y religión” (pág. 13) 

 
El papel de Logan Pearsall Smith  / Der Einfluss von Logan Pearsall Smith
Pero ¿cómo se gestó este libro? Hace casi un siglo, en 1917, el
crítico literario norteamericano, ensayista y estudioso de la semántica
histórica, Logan Pearsall Smith
(1865-1946) propuso al filósofo George Santayana (1863-1952) la edición
de un volumen conteniendo una antología de textos selectos de sus
escritos. Esta propuesta fue el inicio de una larga relación epistolar
entre ambos que se puede seguir en la edición crítica de las cartas de
Santayana (editada en 2001 por W. G. Holzberber y H. J. Saatkamp).
           
En el anexo final del estudio que aquí presentamos, sus editores, José
Beltrán y Daniel Moreno, resumen las líneas fundamentales de esta
relación epistolar entre Smith y Santayana. Para cumplir los deseos de
Smith, Santayana tuvo que volver a leer sus propios escritos y sugerir a
Smith sus propias ideas sobre lo que debería ser ese libro: ni una
colección meramente de pensamientos, que él creía que podría
“saturar y distraer” (carta de 9 de octubre de 1917); ni una sucesión de
extractos cronológicos, que además no debían ser largos sino más bien
concisos (página 105-106).
           
Como fruto de este
diálogo epistolar, llegaron a un acuerdo. En 1920 ve la luz esa
selección de textos más relevantes de Santayana ordenados por temas y
dispersos en sus muchos libros que publicó mientras, siendo profesor en
Harvard, impartía clases de estética y filosofía durante veintitrés
años. El texto en inglés de Pequeños ensayos, extraídos de los escritos de George Santayana por Logan Pearsall Smith con la colaboración del autor, vio la luz en 1920 y fue publicado por la editorial londinense Constable.
           
En estos años, Santayana había sobrepasado la edad de 50 años y había
publicado una gran parte de su extensa producción filosófica. Tal vez,
en esos años, nuestro autor percibió atrayente la publicación de esa
selección de 114 textos que había espigado Logan Pearsall Smith y había
organizado en cinco núcleos temáticos. Estos núcleos temáticos
intentaban abarcar toda la reflexión filosófica de Santayana de esta
manera: I. Textos sobre la naturaleza; II. Textos sobre religión; III.
Textos sobre arte y poesía; IV. Textos sobre poetas y filósofos; y V.
Textos sobre materialismo y moral.
           
Los textos
que ahora publica la editorial Trotta en el volumen que comentamos
corresponden a la traducción castellana de la segunda parte de Pequeños ensayos titulada
“Pequeños ensayos sobre religión” y consta de 21 textos sobre un total
de 114. La edición que José Beltrán y Daniel Moreno han utilizado para
este volumen ha sido Little Essays: Drawn From the Writings of George Santayana, by Logan Pearsall Smith with the collaboration of the autor (Books for Library Press, Freeport, New York, 1967).
           
Sobre la solvencia de los traductores y editores no hay duda. José Beltrán es autor de Celebrar el mundo. Introducción al pensar nómada de George Santayana (cuya segunda edición vio la luz en 2008) y de Un pensador en el laberinto. Escritos sobre George Santayana (2009). Por su parte, Daniel Moreno ha publicado en Trotta su estudio Santayana filósofo. La filosofía como forma de vida (2007). Para aquellos lectores no demasiado versados en la vida de Santayana presentamos un bosquejo de tan singular autor.




¿Quién es George Santayana? Wer ist George Santayana?          
Hasta hace relativamente pocos años, George Santayana era
prácticamente desconocido en España. Jorge Agustín Nicolás Ruiz de
Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana  fue un filósofo, ensayista, poeta y novelista hispano-estadounidense.  
           
A pesar de ser ciudadano español, Santayana creció y se formó en
Estados Unidos. A los 48 años dejó de enseñar en la Universidad de
Harvard y nunca más volvió a los Estados Unidos. Escribió sus obras en
inglés, y es considerado un hombre de letras estadounidense. Su último
deseo fue ser enterrado en el panteón español en Roma. Probablemente su
cita más conocida sea «Aquellos que no recuerdan el pasado están
condenados a repetirlo», de La razón en el sentido común, el primero de los cinco volúmenes de su obra La vida de la razón.
           
Los padres de Santayana vivieron en Madrid y en Ávila hasta 1869.
Entonces, la madre de Santayana volvió a Boston junto con los hijos de
su anterior matrimonio, dejando a Jorge, que entonces tenía cinco años,
con su padre en España. Jorge y su padre la siguieron en 1872, pero no
encontrando Boston de su agrado, su padre pronto regresó solo a España,
donde permaneció el resto de su vida.

Jorge no volvió a ver
a su padre hasta las vacaciones de verano durante su periodo de
estudiante en Harverd, así que los padres de Jorge vivieron separados
desde que tenía cinco años. En algún momento a lo largo de este periodo,
Jorge americanizó su nombre a George, su equivalente en inglés.
           
Santayana, asistió al Boston Latin School, una escuela pública de latín en Boston, Massachusetts y a la Universidad de Harvard, bajo la tutela de William James y Josiah Royce.
Este último sería también su director de tesis. Después de graduarse en
Harvard en 1886, estudió dos años en Berlín (Alemania) y regresó de
nuevo a Harvard, para escribir una tesis sobre Rudolf Hermann Lotze y enseñar filosofía, llegando de esta manera a formar parte de la Edad de oro de Harvard, sobre la filosofía.
           
En 1912, una herencia de su madre le permitió retirarse de Harvard y
pasar el resto de su vida en Europa. Después de residir algunos años en
París, Oxford, estableció su residencia en Roma, alrededor de 1920.
Finalmente moriría allí, en 1952.
           
Durante sus 40
años en Europa, escribió 19 libros y rechazó importantes posiciones
académicas. La mayoría de sus amigos y corresponsales fueron
estadounidenses, incluyendo su asistente y eventual productor literario,
Daniel Cory. Ya anciano, Santayana estaba a gusto, en parte porque sus
memorias convertidas en novela, The Last Puritan en 1935 había sido muy bien acogidas, generando muy buenas ventas, de esta manera, apoyó a otros filósofos como Bertrand Russell, aunque no estaba de acuerdo con él, ni en el terreno filosófico, ni en el político. Santayana nunca se casó.
 
 
El universo filosófico de Santayana         
Las obras filosóficas principales de Santayana son: The Sense of Beauty (1896) cuya obra es un exponente ejemplar y tiene un prólogo de Arthur Danto, este fue su primer libro sobre la estética, escrita en los Estados Unidos. The Life of Reason
(5 vols., 1905–1906), fue el punto más alto de su carrera en Harvard,y
relata el camino „imaginativo“ por el que las culturas y sociedades han
ido conformándose.
           
Aunque Santayana no fue un pragmático a la manera de William James, Charles Peirce, Josiah Royce, o John Dewey, The Life of Reason puede ser la primera obra más extendida sobre el pragmatismo. Santayana también poseía amplios conocimientos sobre la Teoría de la Evolución. Fue un comprometido naturalista metafísico, en el cual la Cognición,
las prácticas culturales, y las instituciones evolucionaban hasta
armonizar con su ambiente, cuyo valor se extiende hasta facilitar la
felicidad en el ser humano.
           
Su gran obra filosófica donde expone su ontología y su epistemología The Realms of Being
(4 vols., 1927–1940) que nos habla de cuatro „regiones“ o dominios de
la realidad, el primero es „The Realm of Essence“ que habla sobre la
esencia que es parecida al Eidos
platónico pero cuya diferencia es el estatus ontológico que posee. La
esencia es un dato puro y todas las esencias posibles forman el reino de
la esencia que curiosamente también es una esencia. La esencia fue el
concepto clave en la contestación de los realistas críticos a los
realistas ingenuos.
           
Aunque casi todo sea del
dominio de la esencia se debe recordar que es un reino más. El segundo
reino es „The Realm of Matter“: la materia
es el fundamento de su filosofía porque ante todo es lo primero que
hay, es lo que siempre ha existido, existe y existirá. Esta fuerza es
equiparable a una matriz. El libro cuenta con algunos capítulos como
„espacio y tiempo sentimental“ y „tropo“ que seria una esencia
específica de un acontecimiento.
           
El otro reino
es el de la verdad „The Realm of Truth“ que es la intersección entre
„Essence“ y „Matter“, este libro es una contestación a los pragmatistas y
su concepción epistemólogica de la verdad mientras que la de Santayana
es ontológica en el sentido platónico de que hay una realidad eterna que
se descubre. El último libro dentro del libro de Los reinos del ser, „The
Realm of Spirit“ que es el más completo de los libros con capítulos
como „intuición“ „animismo cósmico“ el espíritu según Santayana es „la
actualidad pura“ que permite el „moldeo“ de la realidad y aquí la libertad adquiere una dimensión ontológica y no solo practica.

Santayana conserva su lado idealista heredado de Hegel cuando habla de la naturaleza y del espíritu como manifestaciones de la idea y de Rudolf Hermann Lotze estudiando no precisamente lo que hay sino lo que puede haber. Sobre su filosofía había hecho la tesis doctoral.
           
Santayana fue uno de los pioneros en adherirse al epifenomenalismo, pero también admiró las obras clásicas del materialismo de Demócrito y Lucrecio. Santayana también mantuvo el pensamiento de Baruch Espinoza en muy alta estima, aunque sin apegarse demasiado al racionalismo o panteísmo característicos de Spinoza.
           
Aunque agnóstico,
Santayana se consideraba a sí mismo un „católico estético“, y pasó los
últimos 10 años de su vida en una residencia romana bajo el cuidado de
unas monjas católicas.
           
Las obras de Santayana contienen opiniones personales y bon mots
(‚buenas palabras‘). Sus ensayos y libros tratan sobre una gran
variedad de temas, incluyendo filosofía, crítica literaria, política,
historia de las ideas, estudios sobre la naturaleza humana, la moral y
una alusión a la influencia de la religión sobre la cultura y la
sociabilidad de la psicología, todo escrito con ingenio y humor, dándole
a la lengua inglesa un matiz distinto del habitual.
           
Mientras que algunos de sus libros específicamente filosóficos pueden
parecer difíciles, la mayoría de sus escritos son más legibles para el
público en general. Santayana escribió algunos poemas y piezas
teatrales. A su muerte dejó una gran cantidad de correspondencia, la
cual sólo a partir del año 2000 fue publicada.





Fuente: Trotta.


Fuente (Quelle): VerlagT rotta (Madrid).




Pequeños ensayos sobre religión 

           
Los 21 fragmentos que componen este libro proceden de los numerados en
el original: desde el texto 23 al 44 sobre un total de 114. Estos
fragmentos sobre religión (sin artículo) componen la segunda parte de la
obra completa. Es una parte que tiene unidad en sí misma y una
coherencia difícil de rebatir, como expresan los mismos editores (página
11). Como escribe el mismo Logan Pearsall Smith en el prefacio (pág.
20):

“Afortunadamente, logré persuadir al señor Santayana
para que realizara esta tarea; de modo que mientras la elección de estos
pequeños ensayos es mía en buena medida, sus títulos, orden y
disposición, y los cambios u omisiones que se han hecho en los textos
originales, no se deben a mi sino a su autor”.
           

Esta referencia es de gran importancia para valorar el conjunto de
textos contenidos en este volumen: sus títulos, el orden de las materias
y la disposición corresponde
al mismo Santayana, lo que revela una
intencionalidad
intelectual en el conjunto que presentamos.
           
Hay una característica importante: el pensamiento de Santayana que
aquí se expresa no está aún marcado por la experiencia traumática de la
Primera Guerra Mundial, que se refleja en sus trabajos posteriores no
incluidos en esta antología y que fueron viendo la luz a partir de 1920.

           
Para una correcta interpretación de sus textos,
es conveniente situarlos en el contexto cultural. Los editores de sus
obras coinciden en la hipótesis de que la elaboración filosófica de
Santayana (y especialmente sus reflexiones sobre religión) está
impregnada por el cambio de paradigma que supuso la publicación en 1859
de El Origen de las Especies de Charles Robert Darwin y el debate filosófico, científico y religioso que trajo consigo (ver Daniel Moreno, Santayana filósofo. La filosofía como forma de vida. Trotta, Madrid, 2007; Santayana the Philosofer. Philosophy as a form of Life. Bucknell University Press, 2015).
           
La Inglaterra victoriana propició un tenso debate que se centró, entre
otros temas, en la polémica que cruzó el Atlántico sobre la verdad en
las Sagradas Escrituras. Y este debate se extendió al papel de las
tradiciones religiosas, filosóficas y culturales, en la sociedad y en la
cultura modernas. También en el departamento de Filosofía de la
Universidad de Harvard discutían estos temas con Santayana sus colegas Josiah Royce (1855-1916) y William James (1842-1910).
           
Etiquetado como filósofo idealista objetivo, Royce reinterpretaba el
fenómeno religioso desde el romanticismo. El Romanticismo es un
movimiento cultural originado en Alemania y en el Reino Unido a finales
del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo
de la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los
sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la
tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas.

La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso su rasgo
revolucionario es incuestionable. Debido a que el Romanticismo es una
manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que
se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se
desarrolla, incluso dentro de una misma nación, se manifiestan distintas
tendencias proyectándose también en todas las artes.
           
Las obras clave de Royce son The World and the Individual (El mundo y el individuo) (1900-01) y The Problem of Christianity (El problema de la cristiandad)
(1913), ambas basadas en lecturas previas. El corazón de la filosofía
idealista de Royce era su concepción de que el mundo exterior aparente
sólo tiene una existencia real como conocimiento de un Conocedor ideal, y
que este Conocedor debe de ser real y no ficticio o una mera hipótesis.
Ofreció diversos argumentos que apoyaban esta concepción en las dos
obras citadas.
           
Por su parte, William James es conocido por un lado por sus Principios de psicología (1890), obra monumental de psicología científica, y por otro lado por Las variedades de la experiencia religiosa (1902), por la que se le considera como el fundador de la „Psicología de la religión„,
culminación de una trayectoria vital apasionante. Entusiasta
investigador de los procesos subliminales de la conciencia y de los
fenómenos paranormales, escandalizó al mundo científico de su tiempo
cuando defendió el ejercicio libre de los healers (curanderos o sanadores mentales) y de terapias como la mind-cure.
             
La verdad para James no es una propiedad inherente e inmutable a la
idea, sino que es un acontecer en la idea según su verificabilidad. La
verificabilidad consiste para James en un sentimiento agradable de
armonía y progreso en la sucesión de ideas y hechos, es decir que, al
tener tales ideas, éstas se siguen unas de otras y se adecuan también a
cada suceso de la realidad experimentada.

Estas ideas
verdaderas cumplen una función fundamental: son herramientas útiles para
el individuo que lo guían en sus elecciones para dirigirse a la
realidad de forma satisfactoria y no perjudicial. Su posesión es un bien
práctico; lejos de ser un fin en sí mismo, es un medio para satisfacer
otras necesidades vitales. En síntesis, para William James lo verdadero
es lo útil, entendiendo utilidad como lo que introduce un beneficio
vital que merece ser conservado.
           
En este debate
filosófico en Harvard, la aportación de Santayana se centraba en el
valor epistemológico de la religión. Desde su perspectiva, lo que
filosóficamente se denomina religión es un fenómeno social universal
respetable que reviste ropajes diferentes en las distintas tradiciones
culturales desde la antigüedad. Por ello, Santayana niega que toda la
religión sea una mentira inventada por parte de las clases pudientes
para dominar y domesticar a la sociedad inculta, como parecían afirmar
los positivistas. Toda expresión religiosa lleva consigo la honesta
transmisión de una “verdad”. Pero, por otra parte, la religión no es una
“verdad” total y absoluta, único referente para el sentido del mundo,
como quería la tradición. La religión tiene un valor como concreción de
un ideal, expresión de la posibilidad de lo bueno y de lo justo; y en
este sentido contiene un valor simbólico, estético y poético
humanizador.
           
Los textos que presentamos,
expresión del pensamiento de Santayana en esa época, reflejan el fruto
de estos debates en el departamento de Filosofía de Harvard. Si bien es
verdad que los filósofos muestran su desilusión (en el sentido de
“des-encantar” de Max Weber, desnudar de pretensiones mágicas y
trascendentes) ante las llamadas “verdades” religiosas, no por ello
creen que deba ser eliminada como una mala hierba. Sobre todo para
Santayana, lejos de querer eliminar la función social de la religión,
reitera una y otra vez que posee un valor poético y simbólico
humanizador si se purifica de la pretensión de literalidad que la
intoxica.
           
Tal vez sería el momento de intentar
definir lo que Santayana nunca hace: ¿qué es lo que entiende por
“religión” (sin artículo)? No se mueve nuestro autor en el terreno de la
sociología de la religión sino en el campo de las esencias e ideales de
corte platónico. En nuestra cultura existen diferentes expresiones
sociales que hacen referencia a seres superiores trascendentes que en
algunos casos adquieren la categoría de dioses. Son referentes ideales
situados en el horizonte de los deseos de plenitud y felicidades más
profundos del ser humano que busca lo bueno, lo bello y lo justo. Pero
estos referentes no tienen por qué ser antológicamente reales y por
tanto verdaderos.
           
Para Santayana, es necesario
romper el vínculo entre religión y realidad. En lenguaje de Max Weber,
es necesario des-encantar el mundo, acceder sin mitos a la realidad. No
para eliminar la religión sino para purificarla de adherencias que
impiden que sea lo que debe ser. De esta manera, pasa a primer plano la
relación que Santayana considera fundamental: el vínculo entre religión y
corazón humano. Hablar de los dioses es, así, una manera que los
humanos tienen de darse a conocer a sí mismos (pág. 11).
           
Santayana habla en sus escritos de “desilusión”, en el sentido de
desencantar la realidad para acceder como ser humano maduro al encuentro
con lo real. Para él (como apuntan sus editores) la desilusión está
preñada paradójicamente de ilusión. En el fondo de la apariencia de lo
real se encuentra algo que la supera, la modifica, la enaltece. Los
editores de este libro, José Beltrán y Daniel Moreno, describen así esta
situación: para Santayana, la naturaleza plantea un ideal, hipostasiado
en la figura de Dios, que apela al corazón; ese ideal es lo único
salvable de la religión.
           
Nos encontramos aquí en
el núcleo del pensamiento de Santayana sobre la religión. El concepto
griego de hipóstasis es rescatado aquí de su valor teológico para
significar ‘ser de un modo verdadero’, ‘ser de un modo real’ o también
‘verdadera realidad’. El término griego tiene como sentido fundamental
(a) acción de situar debajo, (b) lo que se sitúa abajo, lo que está al
fondo. A partir del segundo, se emplea para aludir a los cimientos de un
edificio, a los depósitos o sedimento que puede dejar, por ejemplo, la
orina, a los excrementos, al agua estancada; cobra, además de este valor
físico, otro de tipo moral, empleándose entonces referido a lo que se
encuentra en el fondo del alma, a la firmeza de carácter o al coraje, a
lo que otorga fundamento a una obra o a un discurso, y, como término de
filosofía, vendría a ser algo así como ‘sustancia’ individual, es decir,
‘realidad’ en oposición a ‘ilusión’.
           
Desde esta
perspectiva –que se nos antoja de ecos platónicos- la invención de Dios
(no solo en el sentido restringido de elaboración de una imagen falsa
que se postula como real, sino también en su sentido latino de invenire,
encontrar algo real que se encontraba oculto) no es mero juego de la
fantasía. No es un sueño de la razón que fabula imágenes falsas. “La
palabra y la figura ideal de un Dios surge en la mente cuando el ser
humano, impulsado por un instinto natural, consigue liberarse de las
presiones de la existencia y plasmar el ideal puro” (pág. 12).

Nos encontramos aquí con el esfuerzo epistemológico de Santayana para
acceder racionalmente a lo que está oculto y sostiene la realidad de la
naturaleza. “Por eso es ideal y por eso tiene fuerza, mueve porque es
natural, pero lanza al hombre hacia arriba, a lo puro, perfecto y
armonioso” (pág. 12). Este es el Santayana que escribe manteniendo un
difícil equilibrio entre el positivismo y la tradición
protestante-católica.
        
Y es una situación compleja:
ni practica la religión como los creyentes, ni deja de disfrutar con lo
que la rodea, a diferencia de los positivistas; ni eliminaría la
religión, ni permitiría que dominara la cultura.





Logan Pearsall Smith. Fuente: quotd.org.


Logan Pearsall Smith.
Fuente: quotd.org
.



Los 21 textos         

Como ya hemos dicho más arriba, los 21 fragmentos que aquí se presentan
son una recopilación de textos realizada por Logan Pearsall Smith hacia
1916 de siete de las obras de Georges Santayana publicadas entre 1896 y
1916. Y como el mismo Smith apunta, “sus títulos, orden y disposición, y
los cambios y omisiones que se han hecho en las textos originales, no
se deben a mi sino a su autor”.
           
Esta precisión es sumamente importante como ya hemos apuntado. El lector encontrará por tanto en Pequeños ensayos sobre religión
una aproximación casi fenomenológica a la necesidad de creer, a la
piedad, a la oración, al miedo a la muerte y a la espera en una vida
futura. Pero también en “Ciertos fenómenos psíquicos”, referencias
irónicas al William James de Las variedades de la experiencia religiosa (1902).
 
 
Conclusión         
La religión no trata, por tanto, de hechos; sino que idealiza la
experiencia a través de la imaginación y de los deseos humanos. Y
tampoco la religión trata del universo, ámbito reservado para la física o
la cosmología. Por eso, Santayana equipara religión y poesía. Si la
religión se lee literalmente se convierte en superstición.

Leandro Sequeiros es Catedrático de Paleontología, Academia de Ciencias de Zaragoza; y colaborador y coeditor de Tendencias21 de las Religiones.

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